martes, 21 de junio de 2011

Meditación y activación de la esfera de la verdad.

Cuando los Maestros abrieron el portal en el que activaríamos la esfera de la verdad, tuve la sensación de estar situada justo bajo el portal, por eso di unos pasos, me dije: “yo no me quedo en la puerta, voy a entrar”. Un paso dado tímidamente pues hasta hace nada no me había creído merecedora de semejantes bendiciones… pero un paso dado.
Los siguientes pasos de mi alma siempre me trasladan a un río tranquilo que cruza un bosque denso; adivino la presencia de una comunidad tras el bosque (vida humana, humilde y cotidiana) pero mi sitio es aquel, yo sola con el río. Este es un sitio que llevo visitando desde hace unos cuantos meses (quizás desde mi primer nivel de Reiki-Zen y en las meditaciones realizadas en el Templo Khalsa). Es un río de aguas tranquilas y poco profundas, hay rocas de todos los tamaños, pájaros y un venadito que se asusta al escuchar mis pasos caminando en el río.
Siento la necesidad de caminar por ese río, fundirme con él para saberlo cerca o saberme físicamente en ese sitio. Mi alma, hasta hoy, añoraba este mágico lugar…en medio de la meditación lloro porque quiero ir; lloro porque no estoy ahí. La estrella de mi alma me sonríe y me pide que pare; observé cada detalle que me rodeaba y di las gracias a cada árbol, a cada pájaro, al venadito, al río por estar ahí, por acompañarme y por existir. Al fin volví a sonreír.
La estrella de mi alma, la luz de mi alma que es una con Dios, me regaló aquel lugar…el lugar secreto de mi alma en el que se conecta con Dios haciéndose una con la naturaleza, y al que puedo ir cada vez que cierre los ojos.
Sat Nam y Gracias!!!

Virginia

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